Escrito por Rubén Uría, mítico locutor de eurosport de los partidos de la Premier. Atletico de corazón jejeje.
Ahí va:
Sale el sol

[Y un día después de la tormenta] Después de mil cicatrices abiertas, de que medio planeta dudara de la españolía de Piqué, después de los cortes de manga de Pepe, después de un grandísimo partido del Real Madrid, la balanza se inclinaba hacia el color blanco. [Cuando menos piensas sale el sol] Pero el Barça, espoleado por Guardiola, pensó que el mañana es hoy. Agarró la pelota, acalló a los que le estaban tomando medidas para fabricarle un traje de pino a medida y salió a tocar el violín en el centro del campo del Santiago Bernabéu. Sin la Royal Philarmonic Iniesta, Puyol fue un titán, Mascherano un seguro, Piqué un mariscal, Xavi se puso el traje de luces, Villa se fajó y Messi demostró que es el mejor jugador del mundo (¿debate? ¿qué debate?). El Barça puso el fútbol. El Madrid, lo demás. Primero especuló, luego miró y después, pegó. Pepe, eterno opositor al Premio Nobel de La Paz según la yihad de Mourinho y sus hienas periodísticas, volvió a ser expulsado. Su roja, merecida, irritó al madridismo. En caliente, se entiende. En frío, la reflexión es otra. Pepe sí, pero para la lucha libre.
[De tanto sumar] A pesar de los esfuerzos de la central lechera, de la campaña mediática del canguelo, de la falta de respeto del cagómetro, de la plañidera del calendario, del lloro de los horarios, del quejío del césped, de la asquerosa infamia de acusación de dopaje y también de la paranoia sin pruebas del Villarato, el Barça se aferró a su mejor arma, la pelota. [Pierdes la cuenta] Porque Guardiola, el falso humilde, el asceta que mea colonia, el de la filosofía de todo a cien, el Ghandi de Las Ramblas, el señor que ha cometido el único pecado de morderse la lengua y ha aguantado los gases verbales de Mourinho hasta límites insospechados, Guardiola apostó por la pelota. [Porque uno y uno no siempre son dos] El Barça apostó por tocar, por jugar a fútbol y por querer ganar el partido, aún a sabiendas de que podía perder, pero fue fiel a su libro de estilo. Algún mezquino preguntaba ¿para qué sirve jugar bien? Otro mediocre alardeaba de que no vale jugar bien y perder. Mourinho, leña al mono hasta que hable inglés, apostó por volver a agraviar a la afición del Real Madrid. Esa que ha visto el mejor fútbol de la historia, esa que ha visto a Di Stéfano, a Butragueño, a Zidane. A todos esos espectadores, Mourinho les ofreció un recital de fútbol. Pero de fútbol australiano. Se olvidó del balón, jugó a no jugar, pegó por puro placer y este Madrid fue, para desgracia del aficionado madridista, un sucedáneo del Inter de Madrid.
[Cuando menos piensas] Cuando se profetizó el fin de ciclo (por enésima vez); cuando se anunció el apocalipsis culé (sí, otra vez); y cuando el madridismo se sintió traicionado por un fútbol bochornoso (¿desde cuando el Madrid no juega a nada?) El Barça fue el único que jugó a ganar y ganó; el Madrid salió a no perder y cayó. Restan 90 minutos de eliminatoria, en el Camp Nou, y nada está decidido todavía. Pero pase lo que pase, este Real Madrid que se recuesta en las excusas, contagiado por un maleducado sin fronteras, debería reflexionar de inmediato: Jugando a fútbol, la remontada será posible. Practicando fútbol australiano, no. El puto amo y el puto jefe alardeó de reforzar a sus gladiadores parafraseando a Alberto (Einstein). La diatriba de Mou consistió en encender a su vestuario con un famoso aforismo de Einstein: "Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad". El Barça, admirado en todo el planeta, combatió toda fuerza motriz jugando a fútbol. Y el ballet de Guardiola, que entiende el fútbol como un juego y no como una guerra, también recordó otras teorías de Alberto, una mina prolífica para la inspiración de las personas. El fútbol sin trampa rescató otra frase de Einstein, cuyo contexto retrata al personaje que presume de ser el puto amo y el puto jefe de la sala de prensa. Alberto escribió: "Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera". [Cuando menos piensas...]
¿Para qué sirve jugar bien? Sirve para que, cuando a un resultadista le quitan un resultado, se le quede cara de empate a cero. Sirve para desenmascarar a los impostores que llamaban asesino del fútbol a Mourinho y que, después de fichar por el Madrid, hayan perdido la vergüenza para hacerle masajes sonrojantes y lavarle los pies con agua de rosas. Sirve para desacreditar a los que han convertido nuestro fútbol en un contenedor gigante de basura. Sirve para quitar la careta a todos esos presuntos periodistas que vendieron su alma por un rácano 1-0. Sirve para demostrarle a una Junta Directiva que los valores históricos de un club no se pisotean alegremente sin que nada ocurra. Sirve para explicar a los que aman este deporte que existe la justicia poética. Sirve para volver a entender por qué la selección española es la campeona de Europa y del Mundo. Sirve para tratar bien al balón, que es es tratar bien al espectador. Sirve para tener identidad, para sentirse orgulloso, para gustar. Y aunque los falsos profetas asesinen reputaciones y los charlatanes de feria se crean en posesión de la panacea universal, jugar bien sirve para ganar. [Cuando menos piensas, sale el sol]
Rubén Uría / Eurosport
Aquí tenéis el enlace de su Blog : http://es.eurosport.yahoo.com/futbol/ruben-uria/article/23620/